Microrrelatos XXXIV

La belleza de Aurora

El espejo no mentía. Con su mano tersa al reflejo, Aurora recorría la suavidad de su piel, admiraba la luz de sus ojos, la rectitud de su nariz, las curvas de su boca. Era tan bella, que repetía el gesto una y otra vez en la ventana, bendecida por la luz del día. Pero en ocasiones, su tarea era interrumpida por una mano amable pero enérgica que le quitaba el espejo, la ventana y la luz. Y Aurora entristecía. Porque sin espejo, ventana y luz, sólo encontraba sus arrugas en la penumbra.

carlos lópez-aguirre
Barcelona, 7 de noviembre de 2011

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El veredicto

Después de tantas guerras, miserias, hambrunas e injusticias, el día del Juicio Final, los hombres decidieron que Dios era culpable.

carlos lópez-aguirre
Barcelona, 7 de noviembre de 2011

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