El último libro 02

Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez
Random House, edición del 2014

Al intentar escribir esta reseña, me encontré con un enorme problema: lo difícil que es escribir de un libro que tanto te gusta, que has releído tantas veces y que, sencillamente, te parece una obra maestra.

Quizá se deba a que no me agrada repartir elogios cuando escribo, por lo que intenté hacer una reseña lo más neutral posible. ¿Resultado? Tres versiones, tres fracasos.

Así que decidí rendirme a mis propios gustos y hacer lo que debí desde el primer momento: ser honesto.

Crónica de una muerte anunciada es sin duda una de las mejores novelas de Gabriel García Márquez, acompañando a esos monstruos que son Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera y El coronel no tiene quién le escriba. Sin duda, estas cuatro novelas componen la piedra fundamental de la obra del Nobel colombiano.

(Hay otra que para mí que en lo personal es bastante entrañable. Y tal vez se deba a que Gabo la escribió con mucho cariño, se siente en cada línea, en cada pasaje, en cada personaje: Del amor y otros demonios. Pero esa es otra historia que ya contaré en otro momento).

Pero de las cuatro que considero fundamentales en la obra de García Márquez, Crónica de una muerte anunciada destaca por unas características propias que la hacen única:

Primero, es la única de las novelas del autor donde él aparece al mismo tiempo como narrador y testigo. Él mismo lo confesó en una entrevista. (Aunque sabemos que Gabo fue un gran fabulador de su propia vida, pero en este caso parece que es así).

Segundo, es la primera donde aparece de forma evidente la faceta del García Márquez periodista al dejar uno de los inicios más reconocidos de la literatura, pero que al mismo tiempo es el comienzo de una simple nota periodística rodeada de una extraña certeza de algo que aún no ha ocurrido.

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana.

Mucho tiempo después, comprendí que aquel inicio no sólo surgía de la destreza literaria de García Márquez, sino que también estaba impregnado por la influencia de uno de sus autores favoritos, fuera de los norteamericanos Faulkner y Hemingway: Franz Kafka.

Cuando, una mañana, Gregor Samsa se despertó de unos sueños agitados, se encontró transformado en un bicho monstruoso[1].

Tercero, al ser una novela donde el narrador es testigo, es imposible que pueda conocer la verdad de las motivaciones, los miedos, los secretos, en fin, de la humanidad completa de sus protagonistas, por lo que tiene que recurrir a lo qué él vio y a la investigación periodística para completar el rompecabezas del crimen.

También aquí se observa otra influencia importante. La de la llamada Non-Fiction Novel norteamericana, especialmente de la obra A sangre fría, de Truman Capote, donde los personajes llegan a ser tan complejos que logran sobrepasar la verosimilitud hasta convertirse en seres reales, humanos, es decir, contradictorios, y donde los actos más viles pueden convertirse en los más honorables y los detalles más simples, en evidencias.

Cuarto, la capacidad de manejar el tiempo en el relato. Llevarnos desde la mañana lluviosa o soleada (eso tampoco queda claro) en que se despertó Santiago Nasar, hasta saltar treinta y cinco años después en la entrevista a la madre de la víctima y volver hasta el momento del crimen. Y así, una y otra vez, Gabo logra enredar en su telaraña al lector (otra vez) para regalarnos una narración vertiginosa, casi hipnótica, que se lee con la respiración contenida y la piel erizada.

Puede que para muchos la obra de García Márquez pueda ser aburrida o fuera de la moda de la narrativa actual o que se haya convertido en una losa para muchos escritores latinoamericanos. Pero lo que no se puede negar es de su inmensa calidad y, sobre todo, del impecable oficio de escritor que se lee en cada línea. Hace poco, Mario Vargas Llosa decía que García Márquez no había sido un intelectual, sino más bien un artista. En mi caso, incluso lo “rebajaría” aún más: Gabo era un gran artesano de la escritura.


[1] Kafka, Franz. La transformación (La metamorfosis). Editorial Debolsillo. España, 2005. Traducción de Juan José del Solar. Edición a cargo de Ignacio Echevarría.

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