Hace tiempo que he dejado de pensar en ti.
El cielo se ha convertido en un espacio abierto,
donde los cirros, los cúmulos y los estratos
son sus únicos navegantes.
Vacío lo alto, miro a los ojos de los otros,
de esos: mis iguales.
Hablo.
Escucho.
Quiero quererlos,
querernos a pesar de nuestros errores:
el mayor de los riesgos.
No lo niego:
en la decepción o en la desesperación,
me exaspera el abandono al que yo mismo me condené.
Alguna vez, hace mucho tiempo, hubiera querido escuchar tu voz,
hoy temo oír tus pasos.
Pero nada se percibe
y el silencio aleja la culpa y el temor a la oscuridad.
Existir sin ti es como permanecer frente a un acantilado
y escuchar cómo las olas se revientan contra las rocas,
y pensar ser tú una de ellas.
Entonces dar un paso
dejarse caer
con una sonrisa en los labios.
carlos lópez-aguirre
Moscú, 14 de octubre de 2019